Salida a Balaguer: remedios naturales y fiebre del oro

Salida a Balaguer: remedios naturales y fiebre del oro

El pasado jueves 20 de abril visitamos los viveros de Pamiès Vitae y su jardín medicinal. Pau Pamiés nos contó cómo iniciaron su camino en el cultivo e investigación de plantas, nos explicó un buen número de aplicaciones medicinales de las plantas más habituales en el entorno del Sobrarbe y respondió pacientemente a cada una de las incesantes preguntas que se le fueron planteando. El alumnado contribuyó a este intercambio de conocimientos y recuperación de saberes ancestrales, compartiendo usos que conocían y los diferentes nombres de las plantas según zonas y valles.

Hacia el final de la mañana, una parte del alumnado del centro se vio afectado por la fiebre del oro. Los primeros síntomas se manifestaron durante la visita al jardín medicinal  donde algun@s alumn@s y una docente comenzaron a comerse las hojas directamente de las plantas como si de cabras se tratara (qué rico el bledo, el hinojo, el diente de león…).

Todo pareció normalizarse al llegar al Albergue La Calma, donde nos esperaba un delicioso menú vegetariano (con alternativa carnívora), ecológico, fresco y diferente, con una excelente atención del personal. La hora de la comida, que pudimos disfrutar en un tranquilo jardín hortícola, se desarrolló relajada y distendida, acabando con platos vacíos, estómagos satisfechos y animadas charlas.

Pero al llegar al Centro de interpretación del Oro del Segre la fiebre del oro se apoderó de la mayoría, incapaces de soltar las bateas, los brazos arremangados y sumergidos bajo el agua, hincando las bateas en la arena del fondo, una vez y otra, un poco más… para poder llevarse a casa un poco del polvo de oro que se ha ido sedimentando en su recorrido desde los Pirineos.

Finalmente, conseguimos recuperar el control y disfrutar de la visita a la Balaguer histórica. El susto de tener que salvar, bajando por la muralla romana, el gran desnivel existente entre la Iglesia de Santa María y la Plaza del Mercadal fue el mejor revulsivo contra la fiebre del oro.

Un salida variada, sabrosa, enriquecedora, retadora y con muchas, muchas risas.

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